Cuando estaba mal-acompañada también era más fácil si me mandaba una macana. No jodía mucho a nadie, y si hacía algo mal con alguien que también me hacía cosas malas a mí, simplemente equilibraba la balanza. O no. Pero igual la historia estaba malparida desde el principio: hiciera las cosas bien o hiciera las cosas mal, se iba a terminar. Y mal.
Pero ahora todo es bastante diferente. Estoy aprendiendo a construir. Y tengo a mi lado a alguien que me quiere y que me cuida, alguien a quien quiero y quiero cuidar. Y a veces las chiquilinadas están instauradas en mi comportamiento, pero ahora tienen un peso mucho mayor. Es difícil, hacer las cosas bien. O quizás no sea tan difícil; pero yo estoy más acostumbrada a destruir que a construir. Los tiempos cambian, cambiaron en mi vida al menos. Encontré lo que siempre busqué, y ahora tengo que aprender a conservar.
Es tiempo de volver a análisis.
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