El chiste favorito de Nico era
“¿Sabés cuál es la diferencia entre Flores y Floresta? ¡ÉSTAAAAAAA!!!!!”.
Lo conocí en épocas de
vinculación al judaísmo y sus instituciones socio-educativas. En ese entonces me
gustaban Nico y Alfre y pensaba: Nico es para chapar (hoy en día diría:
garchar) y Alfre es para algo más. Al final Alfre nunca me dio bola y Nico se
convirtió en mi novio. ¿Cómo? Quién sabe.
No está grabado en mi memoria,
pero según narra mi blog chapamos por primera vez en el cumpleaños de mi amigo
Guido. Y fue en otro cumpleaños del mismo amigo, un año más tarde, cuando le
rompí el corazón chapándome a Mati con él presente. Y según me contaron, el
lloró en la puerta el boliche.
Nueve meses estuvimos juntos.
Ambos vivíamos en lo de nuestras respectivas madres y yo iba mucho a lo de él.
En Floresta. Caminaba hasta Córdoba y me tomaba el 106 que me llevaba hasta su
casa, si no me equivoco en Sanabria y Camarones. Él compartía el cuarto con su
hermano, así que dormíamos en el comedor, tirábamos dos colchones y cogíamos en
silencio.
Floresta es un barrio tranquilo.
Nico era un chico especial. Creo que en ese momento yo sólo quería coger por
primera vez y quizás por pudor, quizás por moralina, quizás porque siempre me
habían dicho que tenía que ser con un novio, empecé a estar con él. O quizás en
ese momento él me gustaba mucho y ahora, después de tanto tiempo, esos
sentimientos perdieron intensidad y ya no sé exactamente qué fue lo que pasó.
Dicen que la primera vez es muy
especial y bla ble bli blo blu. Música romántica, luz tenue y paciencia, mucha
paciencia. Besos, mimos, calentura, miedo y nervios. ¿Qué se supone que tengo
que hacer? Dejarme llevar. Todo eso me generaba mucha inseguridad así que Nico
me decía que iba a esperar hasta que yo estuviera lista. ¿Hasta que estuviera
lista? No sé cuándo se está listx, cómo darse cuenta de unx está listx. Sé que
en algún momento se decide empezar a experimentar. Borré de mi cabeza esa
primera vez, no me acuerdo de nada. No sé si fue en su casa o en la mía, no me
acuerdo de qué hicimos, de qué pasó antes ni después.
El caso es que Nico fue mi novio
durante nueve meses. No sería justo decir que fue mi primer novio, porque había
tenido un noviecito de la adolescencia, Dani, pero como con él no cogimos no
tengo ninguna historia de la Paternal.
Nico trabajaba en una casa de
cambio y a la mañana nos despertábamos y nos tomábamos juntos el 106, él bajaba
en Avenida Corrientes y Scalabrini Ortiz y yo seguía hasta Córdoba y desde ahí
caminaba a mi casa, llegando a Avenida Santa Fé.
¿Qué hacíamos? No sé. ¿Qué
sentía? No sé. Sé que salíamos bastante con otros amigos. Con Lau y Andy (que
por suerte cortaron al poco tiempo, digo por suerte porque Andy, para que se
hagan una idea, usaba jeans y ojotas en verano) y con Mai y Mati, que hoy en
día siguen juntos y tienen una hija. Ahora que lo pienso, creo que le gustaba
mucho cocinar. Y también jugábamos bastante a juegos de mesa, al burako
especialmente y el me enseñó a jugar al backgammon. Qué manera de aburrirse,
pienso ahora, aunque seguro que en su momento lo disfrutaba.
El principio del fin fue una
tarde de diciembre en la que hablamos por teléfono y quedamos en vernos. Fuimos
a una plaza cerca de su casa, en Camarones entre Mercedes y Chivilcoy. A él le
pareció oportuno decirme que había estado con otra chica (teníamos una pareja
monogámica) y que me lo contaba porque eso le había hecho darse cuenta de que
me amaba (?) y de que quería estar conmigo (??). Un momento. Esa conclusión no
se sigue de esas premisas, ni en la lógica clásica ni en ninguna otra. Pero a
mí no me importaba mucho que él hubiera estado con otra chica y seguimos
juntos.
En enero yo me fui de vacaciones
al sur con dos amigas del secundario. El día que volví Nico me fue a buscar a
Retiro y me acompañó a casa. Cuando lo vi supe que ya no me gustaba más y esa misma
noche cortamos.
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