Colectivo. Viernes 8pm. Escucho música y leo, y de repente un olor. Un olor conocido. Viejo, del pasado. Y un recuerdo. Un olor que me trae un recuerdo de alguien olvidado y que no sé bien quién es. Un esfuerzo.
Excursus. Pienso: quizás mi falta de recuerdos sea falta de esfuerzo.
Pero prometí contarles mis historias de (des)amor y si quiero cumplir -sí quiero cumplir- voy a tener que esforzarme.
Es un desodorante o un perfume cualquiera. El mismo que usaba Gonzalo. Gonzalo era feo gordo tonto y facho. Y me gustó mucho cuando yo tenía quince años. No es que en su momento pensara algo de él distinto de lo que pienso ahora. Pero me gustaba igual. Es algo que me sigue pasando, que me guste gente que no me gusta.
Con Gonzalo estuvimos viéndonos un tiempo. Todo empezó con besos esporádicos, quizás en alguna fiesta o salida. A mí me gustaba bastante, me acuerdo de eso. Casi siempre me gustan bastante. Una vez fui a la casa. Chapamos en su cama. Con ropa. Adolescencia. Nunca cogimos. Y una vez él se fue a la costa y me trajo unos chocolates. Y yo guardé esa caja de bombones a modo de recuerdo.
Ese verano yo me fui de viaje a Francia con el colegio. Y nos escribimos unos mails, y chateamos alguna vez, y yo pensé que íbamos a estar juntos cuando yo volviera.
Pero eso no pasó, creo que él empezó a salir con otra chica, una chica que una vez vi y que me pareció fea y grasa. Y después a modo de venganza me chapé en una fiesta a un amigo suyo. Y después lo olvidé y ya no volví a pensar en él.
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