Mi primer beso fue bastante divertido pero poco interesante, y de mi primer sexo casi no me acuerdo nada. Sólo sé que antes de las dos cosas pensaba: tiene que ser especial. No conozco a nadie para quien haya sido especial su primera vez. O por lo menos no conozco a nadie para quien una primera vez especial o no especial, buena o mala, divertida o aburrida, haya significado algo realmente relevante en su vida sexual posterior.
No sé por qué creemos en esas cosas.
Yo prefiero a la puta que a la santa.
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