Soy la maría antonieta del siglo XXI, y al que quiera cortarme la cabeza, le recuerdo que después de la Revolución vino el Terror.

lunes, 30 de enero de 2012

será cuestión de ir viendo cómo hacerlo

Cuando estaba sola era más fácil en un sentido. No me importaba nadie, no me importaba nada. Podía hacer lo que quisiera. Y si me mandaba una cagada no era importante, a lo sumo me alejaría de alguien de quien de todos modos nunca había estado cerca.
Cuando estaba mal-acompañada también era más fácil si me mandaba una macana. No jodía mucho a nadie, y si hacía algo mal con alguien que también me hacía cosas malas a mí, simplemente equilibraba la balanza. O no. Pero igual la historia estaba malparida desde el principio: hiciera las cosas bien o hiciera las cosas mal, se iba a terminar. Y mal.

Pero ahora todo es bastante diferente. Estoy aprendiendo a construir. Y tengo a mi lado a alguien que me quiere y que me cuida, alguien a quien quiero y quiero cuidar. Y a veces las chiquilinadas están instauradas en mi comportamiento, pero ahora tienen un peso mucho mayor. Es difícil, hacer las cosas bien. O quizás no sea tan difícil; pero yo estoy más acostumbrada a destruir que a construir. Los tiempos cambian, cambiaron en mi vida al menos. Encontré lo que siempre busqué, y ahora tengo que aprender a conservar.

Es tiempo de volver a análisis.

martes, 10 de enero de 2012

de cómo un fin de semana de amor se convirtió en un fin de semana en familia

En diciembre queríamos irnos con Pablo unos días afuera. Al final, por diversos motivos, terminamos retrasando la escapada. Pero el sábado pasado me llamó y me contó que su familia estaba en la costa, y que entonces su hermano iba a ir por el fin de semana con su novia que cumplía años, y que podíamos aprovechar el auto para escaparnos a la playa unos días. Me pareció una buena idea. El plan era ir a un camping y aprovechar el sol y el mar.
Pero al final llegamos a la noche el sábado, y como era super tarde no daba para ir a armar la carpa y terminamos durmiendo en el living de la casa que habían alquilado sus padres. Para que tengan una idea del nivel familiar que se manejó, no me fumé ni un caño en todo el fin de semana. Igual estuvo todo muy lindo y ameno. Fuimos a la playa, comimos asado, festejamos cumpleaños.
Eso sí, no me perdí la oportunidad de molestar a Pablo poniéndonos cachondos a escondidas y dejándolo incómodamente caliente en frente de su familia. Y también tuvimos nuestro momento de privacidad y amor en la playa a la noche.
En el auto a la vuelta disfruté de mirar la ruta abrazada a Pablo y pensando en lo profundamente enamorada que estoy.

lunes, 2 de enero de 2012

año nuevo

Sobre el cambio de año, debería poder decir, al menos, alguna cosa que sea mínimamente interesante. Aunque no me parece una fecha tan significativa, más que simbólicamente. Como ya sabrán, no creo en las revoluciones (no por nada soy maría antonieta) ni en los cambios radicales. Para mí, los cambios reales son aquellos que toman tiempo, que surgen de lo anterior y poco a poco transforman hasta llegar a ser algo diferente, y no aquellos que aparecen ex nihilo. Más en concreto: no creo en las dietas que comienzan los lunes, creo en las modificaciones de los hábitos alimenticios.
De todos modos, y como me gusta contradecirme, tengo algunos deseos para este año que comienza, algunos proyectos y algunas esperas. Aquí van 10 cosas que quiero en el 2012 (mezclando lo importante y lo trivial, lo profundo y lo superficial).
1. Recibirme
2. Conseguir un trabajo que me guste y que me sirva económicamente
3. Mudarme
4. Hacer más gimnasia
5. Viajar
6. Seguir con Pablo
7. Comprarme unas buenas zapatillas
8. Aprender a sacar fotos
9. Romper algún corazón, por qué no
10. Ser feliz