Soy la maría antonieta del siglo XXI, y al que quiera cortarme la cabeza, le recuerdo que después de la Revolución vino el Terror.

lunes, 30 de enero de 2012

será cuestión de ir viendo cómo hacerlo

Cuando estaba sola era más fácil en un sentido. No me importaba nadie, no me importaba nada. Podía hacer lo que quisiera. Y si me mandaba una cagada no era importante, a lo sumo me alejaría de alguien de quien de todos modos nunca había estado cerca.
Cuando estaba mal-acompañada también era más fácil si me mandaba una macana. No jodía mucho a nadie, y si hacía algo mal con alguien que también me hacía cosas malas a mí, simplemente equilibraba la balanza. O no. Pero igual la historia estaba malparida desde el principio: hiciera las cosas bien o hiciera las cosas mal, se iba a terminar. Y mal.

Pero ahora todo es bastante diferente. Estoy aprendiendo a construir. Y tengo a mi lado a alguien que me quiere y que me cuida, alguien a quien quiero y quiero cuidar. Y a veces las chiquilinadas están instauradas en mi comportamiento, pero ahora tienen un peso mucho mayor. Es difícil, hacer las cosas bien. O quizás no sea tan difícil; pero yo estoy más acostumbrada a destruir que a construir. Los tiempos cambian, cambiaron en mi vida al menos. Encontré lo que siempre busqué, y ahora tengo que aprender a conservar.

Es tiempo de volver a análisis.

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