Soy la maría antonieta del siglo XXI, y al que quiera cortarme la cabeza, le recuerdo que después de la Revolución vino el Terror.

martes, 20 de septiembre de 2011

Quizás se trate entonces de mantenernos, justamente, entre la destrucción de las viejas categorías y su utilización recontextualizada y por ende, resignificada. En cada performance se da a un tiempo la aceptación y la negación de la norma. Paradoja sin solución, o contradicción sin síntesis: allí, en ese intersticio se juega la posibilidad del cambio. Es desde ese espacio, mínimo e inhóspito, desde las grietas inherentes a todos los dispositivos regulativos, desde donde damos la lucha para subvertir los cánones establecidos, haciendo inteligibles aquellos cuerpos que escapan a la heteronormatividad, es decir, los cuerpos de todos y cada uno de nosotros.

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