Soy la maría antonieta del siglo XXI, y al que quiera cortarme la cabeza, le recuerdo que después de la Revolución vino el Terror.

viernes, 8 de julio de 2011

"Donde no se puede continuar amando se debe - ¡pasar de largo!"

Tengo una enorme lista de hombres de los que tuve que pasar de largo. Estos son algunos:

X. X estaba casado y yo estuve casi todo un año viéndolo. Obviamente de vez en cuando, y sin ningún tipo de regularidad, mucho menos de compromiso. Con mucho enamoramiento de mi parte y muy poco del suyo. Con mucho daño de su parte.
Algo bueno: que con él empecé a disfrutar más del sexo y de explorar los deseos y los cuerpos. Algo malo: el desfasaje de cuidados. Él nunca supo ni quiso cuidarme.
Llegó un momento en el que necesité pasar de largo.

El segundo fue Tomi. Mucha histeria previa a estar juntos. Varias salidas en las que sólo hubo besos. Y una noche: sexo (bueno). Luego: invitaciones canceladas y negativas. Histeria. La mayor cantidad de histeria que vi en mi vida. Y en un momento, me cansé, y corté ese no-vínculo, y pasé de largo.

El tercero: Andrés. Con Andrés todo muy complicado desde el principio. Desde que empezamos a estar ya sabíamos que a los cuatro meses él se iba de buenos aires. Obviamente, cuando se fue, yo necesité pasar de largo.


Pero de ninguno pude pasar 100% de largo. Todos reaparecen en mi vida de distintas formas. Formas espectrales y fantasmáticas, o formas bien concretas. Un encuentro, un mail, un sueño, un pensamiento.
Aparecen y desaparecen a su antojo, para bien y para mal, en buenos y malos momentos. A veces son bienvenidos. Aparecen sin invitación previa. Asechan. No saben de buenos modales. Vienen, hacen un quilombo tremendo, y se van.

Menuda tarea, la de pasar de largo.

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