Soy la maría antonieta del siglo XXI, y al que quiera cortarme la cabeza, le recuerdo que después de la Revolución vino el Terror.

domingo, 21 de septiembre de 2014

pegajosa madrugada

En la fiesta la paso muy bien, sobre todo una vez que J se va.
Conozco a Marcos, me habla, es simpático, me cae bien. 
Hacia el final de la noche, después de delirios en torno al fogón, nos besamos. La gente se va y Fede y Mati que son lo más dulce del planeta nos tiran un colchón en el comedor. Pero al rato llega el inquilino que duerme en el cuartito de arriba y nos vamos al baño. Nos duchamos. El inquilino quiere ir al baño. Decidimos irnos. A su casa no podemos ir porque ahora por un "problema judicial" está viviendo con los padres. Agarra su auto y venimos a casa. Cogemos. No hay coito, no sé por qué. Pero en este momento de mi vida eso puede estar muy bien. Nos quedamos dormidos. A la mañana me despierto, lo miro, um, no entiendo muy bien nada. Preferiría que se fuera pero se queda y charlamos y me cuenta historias de su vida. 

Y yo todo el tiempo pienso: la extraño. Y mucho. 

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